Magdalena Leflet. Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
Es algo muy común creer que la celiaquía es una intolerancia como cualquier otra pero, ¿qué hay de cierto en esto?
Se padece una intolerancia alimentaria cuando hay una reacción adversa ante la imposibilidad por parte del organismo de digerir un alimento, bien por un déficit la enzima involucrada en el metabolismo de algún alimento o bien por causas farmacológicas.
En las intolerancias alimentarias no está involucrado ningún mecanismo inmunológico como el caso de la intolerancia a la lactosa, que al no disponer de la enzima lactasa, la lactosa no puede ser digerida por nuestro organismo. Por el contrario, en la celiaquía hay una base autoinmune, es decir, “nuestras defensas” ven al gluten como un enemigo y ante la presencia de gluten, en lugar de defendernos nos atacan a nosotros mismos, en este caso, provocando una atrofia en las vellosidades intestinales y el daño que eso conlleva en el organismo a nivel de todos los sistemas. Basta con ingerir mínimas trazas de gluten para que se desencadene esta reacción autoinmune.
Por tanto, a diferencia de las intolerancias alimentarias, la Enfermedad Celiaca es una enfermedad autoinmune, lo que una intolerancia alimentaria no.
– Zugasti, A; Intolerancias alimentarias. Endocrinol Nutr. 2009. Volúmen (56):215-279. Más información.