Magdalena Leflet. Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, la enfermedad celiaca no tiene cura y el único tratamiento hasta el día de hoy es una dieta sin gluten.
Son muchas las personas que al comienzo de ser diagnosticadas se sienten perdidas a la hora de abordar una alimentación libre de gluten, recurriendo la mayoría de veces a productos homólogos a los que ya consumían, que en ocasiones no son muy saludables desde el punto de vista nutricional y que además suponen un gasto adicional, ya que suelen tener un precio muy superior a su homólogo sin gluten.
Es por ello que os ofrecemos unos consejos para llevar una alimentación libre de gluten que a su vez sea saludable. Estos consejos no difieren de los que les daría a una persona no celíaca que quisiera mejorar su alimentación, pero eso sí, ¡Libre de Gluten!
Ahí van:
- Basa tu alimentación en materia prima: Frutas, verduras, legumbres, tubérculos, carne, pescado, frutos secos…
- Complementa con productos mínimamente procesados que harán que no tengas que estar todo el día en la cocina y te permitirán crear platos completos y nutritivos: leche, yogures, quesos, bebidas vegetales, mantequillas de frutos secos, legumbres en conserva…
- Elige cereales o pseudocereales y semillas que en su origen no contengan gluten para aportar energía a tus platos, como la quinoa, el mijo, el amaranto o el arroz.
- Opta por harinas sin gluten en su origen como la harina de arroz, de maíz, de algarroba, quinoa o trigo sarraceno y combinalas con ingredientes saludables para elaborar masas para panes y bizcochos saludables, en lugar de hacerlos con preparados comerciales que no tienen gran valor nutricional. ¡Ojo! Fíjate que traigan la leyenda “sin gluten” en el etiquetado, ya que al ser harinas pueden haberse contaminado en la molienda si se han molido cereales con gluten en el mismo lugar.
- Evita productos ultraprocesados, suelen tener ingredientes nada interesantes desde el punto de vista nutricional, como aceites refinados, exceso de sal y azúcares, edulcorantes y conservantes artificiales.
Y si crees que te puede ayudar, ahí va un menú semanal:
LUNES:
- Comida: Garbanzos con verdura y setas.
- Cena: Revuelto de ajos tiernos y gambas.
MARTES:
- Comida: Muslos de pollo al horno con brócoli al vapor y alioli casero.
- Cena: Ensalada de brotes tiernos con remolacha, queso de cabra, aguacate, cebolleta y nueces.
MIÉRCOLES:
- Comida: Bacalao con verduras y patatas al horno.
- Cena: Crema de calabaza al curry y almendras tostadas.
JUEVES:
- Comida: Fabes con verduras y almejas.
- Cena: Ensalada de pimientos asados con huevo cocido y atún.
VIERNES:
- Comida: Estofado de patata, pavo y alcachofas.
- Cena: Berenjenas y tomates gratinados con queso tierno de cabra y orégano.
SÁBADO:
- Comida: Salmón en papillote con puerro, calabacín, espárragos, zanahoria y eneldo.
- Pizza con base de quinoa con tomate, queso azul, espinacas, pera y nueces.
DOMINGO:
- Comida: Arroz integral con verduras y presa ibérica.
- Cena: Ensalada de canónigos, manzana, uvas, queso fresco, semillas, nueces, aguacate y edamames.
¡Buen provecho!
Consejos elaborados por: Magdalena Leflet Cladera. Graduada en Nutrición Humana y Dietética.
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