Tipologías de la enfermedad celíaca.

Tipologías de la enfermedad celíaca: más allá del iceberg.

Ángela Lara Hernández. Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.

Olga Núñez Hurtado, Digital Content Junior


Como es habitualmente conocido, las tipologías de la enfermedad celíaca se representan gráficamente como un iceberg: por encima de la superficie se encuentran las personas con diagnóstico positivo (ya sea con enfermedad celíaca clásica o no clásica), y por debajo, aquellas que aún no tienen un diagnóstico confirmado. Se estima que hasta un 70 % de las personas que padecen celiaquía pueden seguir sin diagnosticar.

En este blog, te explicamos cuáles son esas tipologías que resultan más complejas de identificar.

Tipologías de la enfermedad celíaca.

Es la forma más conocida de la enfermedad y se expresa con sintomatología digestiva como diarrea, dolor y distensión abdominal, náuseas, vómitos… Conlleva un síndrome de malabsorción de nutrientes a nivel del intestino debido al daño epitelial que ya está presente.

Esta tipología es la que más fácilmente se diagnostica, ya que los síntomas son acordes a la manifestación de la enfermedad y, por tanto, en la visita al especialista se relaciona con mayor facilidad.

En esta presentación no hay síntomas gastrointestinales tan evidentes, sino más bien inespecíficos (fatiga, anemia, dolor de cabeza, irritabilidad, etc.), aunque también puede haber malabsorción. Suele tratarse de un proceso diagnóstico más largo y complejo.

Aquí no existen signos o síntomas suficientes como para provocar una sospecha clara. No obstante, sí hay daño intestinal, malabsorciones y, en caso de realizar las pruebas diagnósticas, estas resultarían positivas.

Se considera también celiaquía asintomática, y la única forma de diagnosticarla es mediante programas de cribado. Estos programas permiten detectar la enfermedad de forma precoz, facilitando un diagnóstico y tratamiento tempranos.

Celiaquía latente o potencial.

En este caso, la serología (recuento de linfocitos en sangre) es positiva, pero no hay daño en la mucosa intestinal ni déficits de absorción de nutrientes. La persona puede no presentar síntomas, pero existe una predisposición genética y un riesgo potencial de desarrollar la enfermedad en el futuro.

Celiaquía refractaria

Conocer las distintas formas de la enfermedad celíaca ayuda a ser más conscientes de cuándo acudir al médico. Si tienes antecedentes familiares, es importante pedir un cribado. Si ya has sido diagnosticado, es fundamental hacer controles periódicos para asegurar la adherencia a la dieta sin gluten.

Ya tengas celiaquía clásica o una forma menos evidente, conocer tu enfermedad te ayudará a cuidar mejor de tu salud.

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