La importancia en la colaboración entre dietistas-nutricionistas expertos y gastroenterólogos en el tratamiento de la enfermedad celiaca.

Magdalena Leflet. Diplomada  en Nutrición Humana y Dietética.


Cuando se recibe un diagnóstico de celiaquía, se pauta el tratamiento, el cual se basa en una dieta sin gluten, no es mucha la información que se le da a la persona recién diagnosticada, abarcando esta poco más de que evites los cereales con gluten y sus derivados. Pero esta recomendación se queda bastante corta cuando se trata de llevar una correcta alimentación sin gluten. 

Generalmente son un porcentaje bajo las personas celiacas que llevan un seguimiento por parte de un dietista-nutricionista, y esta cifra decrece si este seguimiento se realiza desde un abordaje interdisciplinar entre profesionales médicos de la gastroenterología. 

El especialista en gastroenterología se encarga de establecer un diagnóstico y prescribir un tratamiento y el dietista-nutricionista es el encargado en pautar el tratamiento y seguimiento de la celiaquía, ya que su papel se basa en hacer que el paciente consiga la autogestión de la alimentación sin gluten mediante la educación alimentaria y el acompañamiento y seguimiento a medio largo plazo con la finalidad de conseguir que esta se realice de forma adecuada. 

Es muy común ver en consulta muchas personas que padecen celiaquía distinguir perfectamente los alimentos que tienen gluten, pero no sucede lo mismo con aquellos que no lo contienen. 

No conocen la gran variedad de alimentos que no contienen gluten y a esto se le suma lo complejo que se hace la lectura del etiquetado si no has recibido una correcta educación alimentaria en alimentación sin gluten por parte de un profesional de la nutrición experto. Esto hace que la alimentación que suele llevarse sea en muchas ocasiones limitada y restrictiva y que a su vez se cometan transgresiones de la dieta sin ser conscientes, lo que dificulta la evolución en la mejora de la enfermedad. 

Los aspectos específicos que engloban el asesoramiento nutricional al paciente celiaco se basan principalmente en: 

  • Monitorizar que la dieta sin gluten se realiza de forma correcta. 
  • Gestionar las comorbilidades asociadas si las hubiera, como la diabetes, síndrome de intestino irritable (SII), obesidad, etc 
  • Trabajar con el paciente en el caso en que persistiesen síntomas tras la retirada del gluten de la dieta y ofrecer tratamiento nutricional en función del desorden funcional que hubiese, en ocasiones asociado a la celiaquía, como sobrecrecimiento bacteriano o hiperpermeabilidad intestinal, entre otros. 

En definitiva, la derivación y la buena comunicación entre profesionales para lograr un tratamiento integral y personalizado al paciente celiaco es clave tanto para la mejora de su calidad de vida como para una favorable evolución en la mejora de este trastorno y las condiciones asociadas.