Johana Gutiérrez. Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
En los últimos años se ha incrementado el número de personas que manifiestan una cierta intolerancia a algunos alimentos, y una dieta específica para dicha intolerancia suele ser el único tratamiento para el/la paciente en estos casos, sin embargo, se han multiplicado los mensajes alarmistas sobre el tema, sin ningún tipo de evidencia científica, con diversas “fake news” que favorecen ciertos negocios, entre ellos, la industria alimentaria para aumentar la venta de ciertos productos, o algunos “gurus” de la salud y el bienestar para aumentar la venta de sus servicios.
Entre estos mensajes encontramos que “el gluten es malo”, y como ya hemos hablado en numerosas ocasiones en este blog, EL GLUTEN ES MALO para las personas que padecen de celiaquía, sensibilidad al gluten no celíaca o alergia al trigo, pero el resto de la población general, puede consumir gluten sin ningún tipo de riesgo.
Dicha frase: “el gluten es malo”, suele ir acompañada de: “los hidratos de carbono son malos”, cuando estos, son una fuente energética esencial para nuestro organismo y debemos recordar que su consumo debe ser a través de hidratos de carbono complejos, de granos enteros, frutas y verduras para asegurar un buen aporte de fibra en nuestra dieta.
Este tipo de dietas que restringen algún tipo de grupo alimentario, sin ningún fundamento científico, y sin ningún diagnóstico, son meramente dietas placebo. Las personas se sienten mejor o incluso que desaparecen ciertos síntomas, llevando un tratamiento que no tiene propiedades curativas reales. En el caso contrario, encontramos en efecto nocebo, que se basa en que ciertas personas se sienten peor ante la idea de estar consumiendo productos que esperan que les vayan a sentar mal.
¿De verdad tiene usted una intolerancia al gluten?
Se sabe que el efecto nocebo puede tener una gran influencia en la sobreestimación de los casos de intolerancia al gluten no celiaca. Esta intolerancia, que se conoce desde hace menos que la celiaquía y la alergia al trigo, parece haber crecido enormemente en los últimos años.
Lamentablemente no es fácil de diagnosticar y muchas personas se autodiagnostican y reducen o eliminan el consumo de gluten. Se sabe que en algunas ocasiones el consumo de trigo genera problemas intestinales en pacientes no celiacos, pero no se sabe con claridad si esto se debe al gluten, a otras proteínas presentes en el trigo o a determinados carbohidratos englobados en el término FODMAP. Los FODMAP son carbohidratos de cadena corta y alcoholes relacionados, que son mal absorbidos en el intestino delgado. El término FODMAP puede traducirse como oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables muy relacionados con las enfermedades inflamatorias intestinales.
Es muy difícil obviar el efecto nocebo en las investigaciones, dichas personas que sufren los síntomas, están convencidas de que el trigo les sienta mal sin que haya ningún motivo para ello. De hecho, en una revisión realizada en 2016, se determinó que solo un 16 % de pacientes diagnosticados con sensibilidad al gluten no celiaca manifestaron problemas con la ingesta de gluten, y de ellos el 40 % también los manifestaron al consumir un placebo con FODMAP, por lo que mostraron un claro efecto nocebo, posiblemente relacionado con varios factores, entre ellos las expectativas negativas.
Hoy en día es realmente difícil estudiar los beneficios de los alimentos en la población, la bibliografía demuestra que el efecto placebo y nocebo son factores que alteran bastante los resultados de los estudios. Esto no quiere decir que algunas dolencias o enfermedades no existan. Solo que, si los estudios no se hacen correctamente, pueden estar sobredimensionadas.
Y dejando de un lado la investigación, nos encontramos con situaciones que pueden incrementar aún más el efecto nocebo, y es el caso de la difusión por parte de “influencer” o personas famosas, el consumo o restricción de ciertos productos, asociado a una mejoría para la salud. Esto ha podido ocurrir con los productos a base de trigo, sustituidos en unos casos por otros cereales con gluten, incluso por otros trigos de variedades antiguas, como la espelta, escanda o kamut, o por centeno. Y realmente la buena prensa de estos trigos y cereales puede hacer que les sienten bien (efecto placebo). En casos más extremos, se han sustituido los productos con gluten por otros sin gluten, normalmente con una peor calidad nutricional.
La difusión de mensajes negativos sobre ciertos ingredientes, alimentos o aditivos sin una base científica puede incrementar el coste de la cesta de la compra en el mejor de los casos. En el peor, desembocar en una dieta de menor calidad nutricional. Esto no quiere decir que, en algunos casos, exista una información validada y rigurosa sobre los peligros de un exceso de consumo de ciertos productos y no deba ser difundida.
Ahora que se acercan muchos días de fiestas, y que tendremos varios encuentros alrededor de la mesa, con comilonas con amigos/as y familiares, debemos huir de compensar con dietas restrictivas y especialmente dietas sin ningún tipo de evidencia científica contrastada.
Disfruta de estos encuentros, y en los días anteriores y posteriores, mantén una alimentación saludable en casa e instaura actividad física en tu cotidianidad para que “los excesos” no tengan mayor repercusión. Debemos tener una relación sana con la comida y a la hora de difundir información negativa, debemos ser prudentes.
Foto de Thought Catalog en Unsplash