Magdalena Leflet. Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
Hoy os presento el mijo, otro cereal sin gluten muy interesante que podrás incorporar en tu alimentación y hacerla más variada. Pertenece a la familia de las gramíneas, y procede de climas cálidos de la India o Níger pero se cultiva en todo el mundo.
A nivel nutricional, varía dependiendo de las diferentes variedades pero a grandes rasgos, es un cereal muy digestivo aunque, como todos los cereales, esta digestibilidad se ve aumentada al someterlo a remojo, ya que es una forma de reducir sus antinutrientes. Es rico en minerales como hierro, selenio, potasio, zinc, fósforo y magnesio, también es fuente de vitaminas del grupo B. Contiene fitoquímicos y compuestos bioactivos como ácidos fenólicos y taninos, con actividad antioxidante, betaglucanos y esteroles, con capacidad hipolipemiante, lignanos, inulina y fibra dietética con efecto prebiótico.
Cuando hablo de un alimento concreto y de sus características nutricionales siempre hago hincapié en que un alimento por sí solo no es un súper alimento beneficioso, y que sí lo es la alimentación de manera global que se tenga, variada y basada en alimentos de verdad, evitando ultraprocesados.
Desde el punto de vista culinario, es un cereal que ofrece muchas posibilidades. Es importante lavarlo antes de su cocinado y hacerlo hasta que el agua esté clara. Es recomendable dejarlo en remojo entre 4 y 8 horas, dependiendo del tipo de mijo. El común se cuece en unos 15 minutos pero otros pueden tardar hasta 40 minutos.
En gastronomía se puede utilizar tanto para elaboraciones dulces, como las gachas, cocidas en leche o bebida vegetal con una ramita de canela y cascara de limón, similar al típico arroz con leche pero adaptado, también su harina para hacer tortitas o masas para bizcochos.
Como opción salada se puede usar para hacer ensaladas, salteados con verduras, carnes o pescados, así como añadir a cremas y sopas.
¡Anímate a probarlo!