Magdalena Leflet. Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
Hoy os hablo de la harina de garbanzos porque me parece un buen recurso tanto nutricional como culinario y también porque me gustaría ofrecerte alternativas a los preparados sin gluten, que en su mayoría están elaborados a base de maíz o arroz y que, aunque no son malas opciones, dejan de serlo si solo consumimos estas, ya que no son muy interesantes nutricionalmente hablando.
La harina de garbanzos es una buena fuente de proteínas de origen vegetal, aporta fibra y contiene carbohidratos de absorción lenta, además de ácidos grasos poliinsaturados. Contiene vitaminas del grupo B, zinc, magnesio o manganeso. Todo esto hace que sea muy interesante nutricionalmente y saludable incorporarla como una alternativa a las anteriores que he mencionado.
Diversos estudios han mostrado que el consumo regular de legumbres ayuda a mantener un peso corporal saludable. Se ha visto que consumir legumbres 3 veces a la semana ayuda a regular el colesterol en sangre, efecto que se produce por su contenido en fibra y su bajo índice glucémico, lo que la hace interesante incorporarla también en diabetes tipo 2, ya que también ayuda a controlar la glucemia.
Además de esto, tiene multitud de usos en la cocina y suele usarse para hacer tortillas sin huevo para personas alérgicas al huevo o veganas, para tortitas o crepes, para tempuras, para masas de cocas, empanadas o pizzas.
Y lo mejor de todo es que no contiene gluten. Recuerda que debes fijarte que en las harinas sin gluten aparezca la mención o sello sin gluten para cerciorarte de que es un producto con garantías.
¡Se avecina recetaaaa!